martes, 28 de diciembre de 2010

Crítica & Autocrítica

Tengo muy claro, que la gente que se ha situado en puestos de poder, tanto público como privado, son quienes han ido tejiendo a lo largo de los años, esta estructura social tan beneficiosa para ellos, y tengo muy claro que por ese motivo tenemos que criticarlos para intentar reconvertir de alguna manera más justa todo ese entramado, pero también tengo claro que nosotros formamos  parte de esta sociedad y evidentemente también somos criticables.

Yo me plantearía esta pregunta,  ¿somos mejores que ellos?, me refiero a la clase "productiva" y la clase "dirigente".  Mi respuesta sería: NO ..., pero somos la mayoría, y somos los que hacemos el trabajo productivo, y somos los que pagamos lo que cobran ellos, y somos los que nos ‘tragamos’ sus productos. Por lo tanto no creo que sea justo ni que los recursos los repartan ellos, ni que los repartan de la forma en que lo hacen.

Pienso, que para que nuestra protesta sea consistente, tal vez, deberíamos empezar criticándonos nosotros mismos antes de criticar a los demás...
Es cierto que en nuestro país y en el resto de países occidentales se han conseguido muchas mejoras en muchas cosas y ahora hay mucha gente que disfruta de un buen nivel de vida, tal vez por eso nos hemos vuelto más comodones, e incluso más egoístas, haciendo oídos sordos a las desigualdades e injusticias que siguen existiendo, no solo en otras partes del mundo, sino incluso dentro de nuestro propio barrio.
Cerramos los ojos a los manejos interesados que se producen en las altas esferas de nuestra sociedad, pensamos, que esos manejos también nos benefician algo a nosotros, pero en realidad, del pastel a repartir, a nosotros solo nos llegan las migajas, y a otros nada, quedándose la mayoría del pastel los que lo reparten, de hecho, el pastel lo hacemos nosotros con nuestro trabajo.

Entiendo que alguien que tenga un buen trabajo, y unas condiciones de vida buena no se moleste mucho en luchar para mejorar cosas que ni le afectan, lo que no entiendo es que no podamos ser críticos con ellos y con nosotros, que no podamos analizar las cosas, que nos dejemos manipular  tanto por unos medios de comunicación que están la mayor parte al servicio de los círculos de poder, como por nuestro propio ego que nos hace desviar nuestras responsabilidades hacia otros.

En mi opinión, tenemos que empezar buscando en nosotros mismos lo que sea lógico, lo que sea justo y lo que nos gustaría que se hiciera con nosotros en determinadas situaciones.  Con estas referencias lo primero que tendríamos que hacer es actuar nosotros en consecuencia, y después, criticar con más fuerza las actitudes de nuestros dirigentes.
Si pensamos que lo que se hace y decide en nuestro nombre por nuestros dirigentes no está en ese camino, podemos protestar o movilizarnos según decidamos, pero tenemos que ser conscientes de que nosotros  hemos contribuido mucho, con algunas decisiones y actitudes equivocadas, a facilitarles a los círculos de poder, la labor de dominio sobre nosotros.

Hay muchos ejemplos de errores colectivos nuestros, pero uno muy reciente y de consecuencias   dramáticas para mucha gente, podría ser el de las hipotecas de viviendas contratadas durante estos últimos años... Nunca debimos firmar esas hipotecas tan altas y tan largas en el tiempo porque nos condicionaban casi para toda la vida, no solo nuestra capacidad de maniobra económica sino también nuestra libertad de acción y decisión en muchísimos aspectos. Ya sé que mucha gente no pudo hacer otra cosa, e incluso sé que se trataba de un bien básico como es tener una vivienda,  pero hubo algunos que si pudieron elegir, vía alquiler o vía no cambiar la vivienda que ya tenían.
No debimos firmar por responsabilidad,  pero sobre todo porque en esta sociedad tan desigual, los errores tampoco penalizan de la misma manera, y al firmar, caímos en la trampa y nos convertimos en esclavos de los verdaderos amos y señores de este mundo actual: los bancos.
En mi opinión hubo dos responsables en esta historia, el comprador y el banco, que incitó y facilitó que esa operación fuese posible. Cuando ha venido la crisis, y el trabajo  ha fallado, mucha gente no ha podido seguir haciéndose cargo de esa hipoteca y ha pagado carísimamente su error... Se han  quedando sin casa, sin todo lo que habían invertido hasta entonces, con un futuro incierto y un presente desolador. Sin embargo, el otro responsable, el banco, no solo recupera su dinero quedándose con la vivienda, sino que como cuenta con el apoyo gubernamental para todas sus fechorías, mucha de la gente que se ha quedado en la calle, además, siguen  manteniendo una deuda que seguir pagando, para que el banco no pierda ni un euro.
Creo que está claro que en esta sociedad, algunos no tienen derecho a equivocarse, porque con un error se pueden buscar la ruina, y otros si no se equivocan ganan y si se equivocan ganan más.
La forma en que los bancos incitaron a hipotecarse a la gente, y sobre todo, la forma de cobrarse los impagados de esas hipotecas, me parece el robo consentido y legal más grande de la historia.
Como muestra expongo un ejemplo que salió en TV: Una familia pidió una hipoteca de 300.000 €, ahora deben 100.000, y el banco se queda con su vivienda y además le siguen adeudando los 100.000 €... Me parece que es evidente, no solo la tremenda injusticia realizada, sino el gran negocio que va a hacer ese banco cuando venda la casa.
Tampoco se pueden olvidar las “hipotecas suelo” que han tenido que sufrir muchos hipotecados, y que de una forma “legal”, han visto como los bancos se han quedado el beneficio que habría supuesto para ellos la bajada de intereses.

Ahora voy a exponer otro ejemplo exactamente igual, que también ha ocurrido al mismo tiempo, pero con diferentes protagonistas y sobre todo con unas consecuencias increíblemente diferentes.

Hace  más o menos dos años salió en la prensa una noticia que a mí me pareció tremenda, aunque no tuvo mucha repercusión mediática, y que explica por sí sola las injusticias que sufrimos en esta desigual sociedad, y porque tenemos que evitar cometer errores…
Resulta que el Banco de Santander, había contratado entre sus clientes VIP, (todos riquísimos) unos bonos de alto interés, por valor aproximado de 1.380 millones de euros.
Resultó que este chollo provenía de un famoso gurú norteamericano de las finanzas (Madoff), que hizo quiebra y dejo a todos sus inversores sin el dinero que habían puesto. Todos los clientes del Banco mencionado se quedarían sin lo que habían invertido, pero !SORPRESA!, el Banco en cuestión hizo público hacerse cargo de esas pérdidas y sus “afortunados” clientes no perdieron ni un euro.

Creo que sobra ya cualquier comentario más. Yo solo voy a  dejar algunas cuestiones abiertas sobre este caso:
-         Me imagino que desde el gobierno, felicitarían al banco por su “generoso” gesto.
-         Con 1.380 millones de €. podrían seguir viviendo en sus casas, más o menos 13.000 familias (100.000 hipoteca x 13.000 ), y sin embargo a esos inversores ricos les hubiese afectado muy poco en sus vidas la pérdida de su dinero.
-         ¿Qué tipo de justicia social tenemos y donde están los que deberían velar por ella?
-         ¿No es muy similar la carta de libertad que daban los amos a los esclavos, con el papel que entrega el banco cuando se cancela una hipoteca?
-         ¿Por qué el Banco tiene este sistema automático de cobro de deudas, y si eres tú el que reclamas algo al banco, primero tendrás que ir a juicio y esperar a lo que decida el juez?
Por último, y como reflexión,  solo quiero aclarar que todo el mundo que firmó una hipoteca, aunque se equivocase, siempre fue por conseguir o mejorar un bien básico y necesario, como es una vivienda. Sin embargo en el caso de las inversiones solo fue por avaricia

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