Los
sindicatos son, o deberían ser, el elemento fundamental en la defensa
de los derechos de los trabajadores. De hecho, su historial de luchas y
protestas es lo que ha proporcionado la mayoría de las ventajas sociales
que hemos llegado a disfrutar. Entonces, ¿por qué ahora están
paralizados?.
Pocas veces se nos a presentado una situación de
injusticia social tan evidente y flagrante como la que padecemos
actualmente. Trabajadores, pensionistas, parados, autónomos, pequeños
empresarios, ahorradores y los niveles más desfavorecidos de la
sociedad, están siendo victimas de una crisis de la que no tienen
ninguna culpa.
Esta crisis no esta motivada porque los sueldos de los
trabajadores fueran muy altos, ni porque los gastos sociales arruinasen
al estado, ni porque, hasta hace seis años, escaseara el consumo o
faltaran empresas e inversiones. Está motivada por la avaricia sin
escrúpulos de todos los que han formado parte de los círculos de poder,
tanto públicos como privados, que no considerando suficientes sus
ganancias repartiéndose recursos y privilegios a su antojo, han ejercido
una gestión irresponsable, incompetente y corrupta, que, además de
endeudarnos a todos menos a ellos, a destruido toda la estructura
laboral y los derechos sociales que tanto tiempo y esfuerzo había
costado conseguir.
Es dificil entender la actual pasividad de los
sindicatos, incluso, sabiendo que también ellos han caido en la
tentación de poner la mano en el reparto del botín.
En estos momentos,
en los que además de la crítica situación, algunos, tan
miserablemente están aprovechando el estado de necesidad para instaurar
un sistema de semiesclavitud laboral que amenaza con permanecer en el
futuro, necesitamos urgentemente que los Sindicatos despierten, que
recuperen la dignidad perdida, y que todos los que forman parte de ellos
entiendan de una vez que no son funcionarios, ni miembros de partidos
políticos, ni están ahí para soluccionar su vida. Son trabajadores que
tienen la responsabilidad de defender y movilizar a todos los demás
trabajadores en la lucha por recuperar los derechos y libertades que tan
fácilmente nos están quitando.
José Luis Requelme Arnedo