lunes, 4 de abril de 2011

CAMBIO DE NORMAS Y VALORES

Sabemos que en la historia de la humanidad, siempre ha habido unos personajes y clases privilegiados que han dispuesto de poder y recursos ilimitados, mientras una mayoría de gente disponía de muy pocos o de ninguno. Vamos, que la injusticia social existe desde el principio de los tiempos porque es innato en nuestra naturaleza el destacar por encima de los demás, querer tener más cosas que los demás, e incluso intentar apoderarse de cosas que pertenecen a otros, sin importar los medios para conseguirlo, o dicho de otra manera, llevamos dentro la ambición, la avaricia y la codicia.

Se supone que en los últimos cientos de años, nuestro objetivo era mejorar el reparto de recursos, avanzar en derechos individuales y colectivos, luchar contra la justicia social, democratizar instituciones y gobiernos, ser más solidarios con los desfavorecidos, etc,etc, etc.....
¿Lo hemos conseguido?, yo diría que hemos conseguido cosas, pero no las que deberíamos.
¿Por qué?... en mi opinión porque lo hemos hecho con buena intención y con un buen planteamiento teórico pero olvidándonos de controlar a las personas que tenían que gestionar en la práctica esos cambios, y esas personas, como todas, llevan en sus genes, la ambición, la avaricia y la codicia.
Hemos regulado un montón de cosas para que todo el mundo se atenga a unas normas y leyes a seguir, convenios laborales, tráficos, sectores de todo tipo, y hasta los componentes que se pueden incluir en cualquier producto alimenticio. Sin embargo hemos dejado totalmente libres sin ningún control a los “reguladores” que han tenido que hacer las normas y la distribución de nuestros recursos. Ese, para mi, es el gran fallo.
- Consideramos que un empresario solo tiene la obligación de crear trabajo sin que tenga que dar cuenta de como ni en que condiciones lo crea.
- Consideramos que ejecutivos, consejeros o directivos de empresas pueden atribuirse libremente las condiciones económicas y los privilegios que ellos quieran a cambio de que esas empresas estén en funcionamiento.
- Consideramos que lideres y cargos políticos puedan hacer su trabajo en las condiciones que ellos decidan, o que puedan gobernar injustamente de forma interesada con la condición que no nos molesten mucho.

¿Por qué no hemos hecho convenios o normas para dirigentes y altos cargos, al igual que en cualquier otro sector laboral, para que esta gente tenga que moverse ateniéndose a esas regulaciones?.
Si esto se hubiese hecho así, hubiéramos impedido que esta gente se aprovechara de su posición, se perpetuaran en sus cargos y hubiéramos acabado con los fraudes y con esa sangría de recursos económicos hacia bolsillos individuales cuando su destino era el de ayuda comunitaria.
También cerraríamos la puerta de llegar a esos cargos, a esa gente avariciosa, que al no encontrar las mismas facilidades, tendría que buscar otros medios para conseguir sus indecentes fortunas.
Acabaríamos con los excesos de todo tipo, que se hacen impunemente desde unos altos cargos que gozan de una libertad de acción que no existe en ningún otro sector de la sociedad.

Sé que el problema es que los mismos beneficiarios serian los que tendrían que cambiarse sus normas,  y evidentemente eso no va a ocurrir, pero a lo mejor un día los que sí tenemos que atenernos a unos convenios y normas estrictas, encontramos la forma de hacer valer nuestra mayoría para acabar con esa injusticia.

- Es incomprensiblemente injusto que un directivo de una gran empresa gane millones al año por un trabajo que ni tan siquiera hace personalmente, mientras el resto de empleados de esa empresa, que son los que producen, tienen unos limites de cobro cada vez más pequeños y muy bien definidos.
- Es incomprensiblemente injusto que un cargo político gane 100.000, 200.000, ó 300.000 euros al año siendo realmente un empleado publico, cuando la mayoría de funcionarios del estado solo tiene derecho a cobrar 5,6 ó 10 veces menos.
- Es incomprensiblemente injusto que un empresario que ha administrado tremendamente mal su empresa o ha derrochado muchísimo dinero, cierre su empresa, deje muchas familias sin trabajo ni dinero y no tenga que responder por su irresponsabilidad ante esos trabajadores, sino que aún se piensa que el que mas pierde es él.
¿No podemos hacer nada para cambiar estas formas injustas de comportamiento en las altas esferas?
Puede que sí podamos hacer algo si cambiamos los valores que admiramos.
Admiramos esos personajes que se hacen muy famosos por ser muy ricos y que salen mucho por los medios de comunicación, contra más dinero tiene mejor .
Hoy en día un gran modo de conseguir notoriedad y fama es conseguir mucho dinero sea como sea.
Si fuésemos más críticos, y empezáramos a rechazar esos derroches en ingresos y en gastos de los ricos, pidiendo explicaciones de por que no se ha distribuido mejor ese dinero, tal vez con el tiempo, el ser rico, en vez de hacerlos famosos, se convirtiese en algo impopular y mal visto por la sociedad.
Si volviéramos nuestra admiración a las personas que realmente aportasen algo importante a la comunidad, en vez de a sus propios bolsillos, sea científicamente o creativamente o con su esfuerzo y sacrificio. A lo mejor los personajes que persiguieran fama y notoriedad ya no les interesaría conseguir mucho dinero como medio de lograrlo y optarían por trabajar esos otros valores que los demás admirásemos.
También admiramos esos otros personajes que “también” salen mucho en los medios de comunicación y que se hacen muy ricos por conseguir fama a base de comportamientos lamentables.
Si rechazáramos las formas más populares que hoy en día se utilizan para conseguir fama, como, armar escándalos con famosos, acostarse con ellos, hablar de ellos, ser más mal educados que los demás, gritar más que los demás como medio de comunicarse, etc... Tal vez, consiguiéramos modificar las posibles tendencias que con estos ejemplos pudieran seguir nuestros hijos.
Y si, ya de paso consiguiéramos recuperar y devolverles el prestigio que tenían dentro de la sociedad, alguno de esos viejos valores como el considerar tu palabra sagrada, el hablar siempre con la verdad, el respetar un compromiso, la importancia de ser un hombre justo, la tolerancia, la generosidad, la responsabilidad, la profesionalidad, el ser agradecido, vivir sin tanta prisa, vivir sin tantas necesidades, vivir sin crearnos tantas expectativas absurdas, o simplemente, tener la mínima educación de ceder tu asiento a una persona mayor, pudiera ser que nuestro futuro como personas no pintase tan negro, e incluso, pudiera ser que en ese mismo futuro ya no nos tuviéramos que preocupar de los desmanes de nuestros dirigentes, por que ellos también tendrían que cambiar sus valores si querían ganarse un respeto y apoyo social.