lunes, 23 de enero de 2012

LOS MUNDOS DE YUPI

La teoría nos dice que el ejercício de una función pública es un mundo de compromisos dificiles de solventar, responsabilidades que pesan mucho, críticas constantes desde todos los sitios, desagradecimientos generalizados al ser imposible contentar a todos los que representas, un trabajo que te quita mucho sueño y que está muy mal pagado.
Pero en la realidad las cosas son muy diferentes, porque al igual que en la serie para niños de TV, en mundos de fantasía lejanos a la realidad de los demás, entra directamente en España cualquier persona que consiga un cargo político.
Unos mundos creados y financiados a costa de los ciudadanos, que les van a proporcionar, no solo la solución económica de sus vidas, sino una impunidad casi reservada a los Dioses.
Se van a mover en un mundo oficial que les va a generar ingresos que difícilmente conseguirían con una vida laboral normal. No les van a exigir ninguna titulación, ni pasar ninguna prueba, de hecho, pueden llegar a ser ministros de cualquier sector sin tener ni idea de ninguno. Administrarán recursos que son de otras personas a su voluntad sin tener que dar explicaciones a esas personas.
Podrán disponer de guardaespaldas, ayudantes y asesores, de móviles, ordenadores, coches oficiales, cómodos viajes, buenos banquetes, elegantes despachos.....y todo sin pagar un euro. 
No hay problema en que cobren tres sueldos a la vez, ni en que endeuden la institución que representen porque nadie les va a exigir responsabilidades, no tienen por que cumplir lo que prometen, ni estarán obligados a dar ejemplo de lo que exigen, y hagan lo que hagan nunca tendrán que dimitir. 
Este mundo oficial de privilegios también les dará a nuestros representantes la posibilidad de entrada a otro mundo extraordinario y exclusivo en el que podrán colocarse de consejeros, directivos o altos cargos en Cajas de ahorros, diferentes organismos o empresas privadas, donde sus ingresos aumentarán enormemente y por supuesto, tampoco les faltará de nada.
Si despues de unos ajetreados años en política, uno lo que quiere es descansar comodamente el resto de su vida, no hay problema porque con siete años de diputado ya puede tener derecho a jubilación, o con un dia de ministro a indemnización, o si has tenido un cargo elevado a sueldos vitalicios en ex-presidencias, consejos de estado, etc.etc.  
Y para todos aquellos ambiciosos y faltos de escrúpulos, todavía existe otro rentable sud-mundo de comisiones y operaciones fraudulentas, en el que con poco riesgo pueden conseguir grandes beneficios si deciden saltarse la legalidad.  No es extraño pues, que cuando nuestros políticos reciben la confirmación de sus cargos, no puedan evitar que el gran grito que da nombre a esos maravillosos mundos a los que van a tener acceso, salga con fuerza de sus gargantas : Yupiiiiiiiii.