miércoles, 20 de febrero de 2013

URDANGARÍN Y LAS DECISIONES REALES

Estoy ya muy cansado de escuchar insisténtemente que el "señor" Urdangarín le ha hecho mucho daño a la Monarquía española.

Vamos a dejar claro que el supuesto fraudulento Urdangarín, junto con la camarilla de corruptos dirigentes públicos que tan fácilmente le regalaron el dinero de todos, a los que nos ha hecho daño y a los que nos ha robado es a los ciudadanos de este país.
Que yo sepa, ninguna cuenta corriente ni ninguna asignación económica de la Casa Real se ha visto afectada por los desmanes de este personaje.

En este asunto, lo que de verdad ha hecho daño a la Monarquía han sido las decisiones de la propia Monarquía.
Si cuando el Rey o el Principe se enteraron de los turbios negocios de Urdangarín, lo hubiesen denunciado a las autoridades judiciales, o en su defecto le hubiesen obligado a devolver hasta el último euro y pedir disculpas públicas, estoy seguro que se hubiesen ganado el respeto y admiración de los ciudadanos de este país, además de que ya nadie hubiese puesto en duda la utilidad y necesidad de la institución que representan.
Pero la decisión que tomaron fue callar y enviar al interesado a un exilio dorado junto con su familia y un nutrido grupo de seguridad que por supuesto tenian que pagar los mismos ciudadanos a los que se había robado y estafado.
Todavía hoy, varios años despues de los hechos, y a pesar de las evidencias de sus fechorías, el yerno del Rey no ha pisado la carcel, ni su hija a sido llamada a declarar, ni nadie ha devuelto ningún dinero. Es evidente que las conclusiones que podemos sacar los ciudadanos de las decisiones que la Realeza a tomado en este turbio asunto, pueden ser de cualquier naturaleza menos de respeto y admiración. Con esas decisiones no se han tenido en cuenta nuestros intereses y derechos, ni por supuesto han demostrado que la justicia sea igual para todos, ni creo que nos genere mucha confianza el que personas que nos representan antepongan intereses personales y familiares a los de sus representados.
Además, es inevitable que la gente se replantee la necesidad y utilidad de una institución monárquica que tenemos que financiar y mantener entre todos para que sus miembros adquieran todos los derechos del mundo y ninguna obligación. 

Es cierto que el Rey ejerce una representación internacional del país, pero casi todos sus esfuerzos y gestiones tienen como beneficiarios a grandes empresas y grandes fortunas que agradecen las molestias evadiendo sus capitales y domiciliándose en paraísos físcales para evitar pagar impuestos en España.

Mi opinión personal, que no quiere decir que sea la general, es que poco sentido y ninguna utilidad tiene para el ciudadano una Monarquía que no actua con claridad y contundencia en el caso Urdangarín, ni tampoco denuncia las irresponsables, corruptas e incompetentes conductas que desde hace mucho tiempo han tenido nuestros dirigentes públicos y privados, y que son la causa de la tremenda crísis económica que estamos sufriendo justo los que ninguna culpa tenemos.
Si un día la Monarquía decide exigirles a nuestros políticos las responsabilidades a las que están obligados, si decide pedirles cooperación y lealtad a las grandes empresas y grandes fortunas, si decide poner a los banqueros en su sitio, y si decide representarnos a todos en la lucha contra la injusticia social, puedo asegurar que no solo tendrá mi eterno apoyo, sino el de toda la sociedad española. 

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