lunes, 3 de octubre de 2011

CAMBIEMOS NOSOTROS Y PODREMOS CAMBIAR EL MUNDO

Llevo un año escribiendo criticas continuas a nuestros políticos,  banqueros, altos cargos, todo tipo de dirigentes públicos y privados, al sistema democrático, al sistema económico...
Tengo claro que todas esas criticas están más que justificadas, pero también me he dado cuenta de que nuestro mayor problema no son los que nos mandan, sino los que obedecemos, nuestro mayor enemigo somos nosotros mismos.

Cuando me he preguntado, ¿qué haríamos cualquiera de nosotros en los puestos de los que yo critico?, la respuesta ha sido rápida: lo mismo o peor.
Cuando me he preguntado, ¿por qué unos pocos son los dueños de los recursos de muchos o por qué unos pocos son los que manejan y dirigen un planeta en el que viven tantos?, la respuesta tampoco era muy difícil, porque "los muchos" no son capaces de unirse.
Cuando me pregunto,  ¿por qué la gente es incapaz de unirse para reclamar cosas que les afectan a todos?, la respuesta ya es mucho más complicada..

Evidentemente los ciudadanos de cada país tienen diferentes características y viven diferentes circunstancias, por lo que su capacidad de unión también tendrá diferencias, así que vamos a centrarnos en cuales pueden ser las causas que nos impiden unirnos a los españoles.
1.- En mi opinión los españoles tenemos ya de nacimiento algunas características negativas que luego desarrollamos cada uno en mayor o menor medida, como puede ser la envidia o el espíritu de contradicción, que nos generan reacciones como alegrarnos cuando alguien que estaba en una buena posición entra en desgracia, o hacer lo contrario de lo que diga otro u otros solo por llevar la contraria, independientemente de que tengan razón o no.
Está claro que de esta forma es difícil hacer grupo, pero si además, y esta cualidad es universal, tendemos a ser egoístas e interesados, resulta que interpretaremos siempre las cosas según nos afecte a nuestros intereses, lo que quiere decir que malinterpretamos el sentido de justicia, porque no entenderemos nunca las razones de los demás si nos afectan a nosotros lo mas mínimo.
2.- Otra deficiencia que solemos atesorar, también universalmente, pero especialmente en España es la falta de autocritica, lo que impide que podamos corregir nuestros defectos o errores  y por consiguiente limita nuestro  progreso como personas.

3.- A todo esto habría que añadirle las presiones que la misma vida nos impone a todos cuando por propia supervivencia nos vemos obligados a defender nuestros intereses laborales, sociales o económicos, a veces viéndonos obligados a callar o teniendo que ignorar una situación injusta sufrida  por otros, por miedo a que nosotros también suframos las consecuencias.
Todas estas razones y otras más particulares o más inesperadas son las que nos hacen individualmente muy complicados y por lo tanto reducen enormemente las posibilidades de conectar en ideas e ideales comunes con otras personas, sobre todo si se requiere nuestro compromiso o nuestro esfuerzo.

Tampoco andamos muy sobrados en cualidades de actitud con nuestras responsabilidades diarias, como el trabajo, los hijos, o nuestra propia administración.  En general,  tendemos a ser poco profesionales, bastante irresponsables, con facilidad para mentir, sobre todo si tenemos que justificarnos, respetamos muy poco nuestros compromisos, y somos bastante malos pagadores si nos dan la ocasión de libranos impunemente, por no insistir en algunas otras deficiencias que también debemos corregir si queremos aportar calidad a la sociedad en general y a cualquier asociación o grupo del que deseemos formar parte.
Si lográramos entender, como los hechos han demostrado, que no hay gobierno ni entidad alguna en el mundo que resista la protesta de una masa de gente unida, incluso aunque sea pacifica, nos daríamos cuenta de que el mayor poder social lo tenemos nosotros mismos si conseguimos esa unión.

Para que esto sea posible, primero es necesario que seamos capaces de corregir individualmente los inconvenientes que impiden esa unión, lo que significa que tenemos que cambiar de actitud, de mentalidad y de comportamiento.

- Si queremos democracia tendremos que tener en cuenta a los demás y respetar lo que decida la mayoría.
- Si queremos justicia, tendremos que analizar e interpretar las cosas sin tener en cuenta nuestros intereses, y poniéndonos en la situación del afectado.
- Si queremos que nos administren bien las instituciones, primero tendremos que saber administrar nuestra propia casa
- Si queremos respeto tendremos que respetar
- Si queremos que nos escuchen, tendremos que saber escuchar
- Si queremos que nos ayuden, tendremos que comprometernos para ayudar
- Si queremos que las calles estén limpias, tendremos que evitar ensuciarlas nosotros...
Resumiendo, nosotros tenemos que hacer lo que nos gustaría que los demás hiciesen, y esperar a que los demás hagan lo mismo.
Si algún día conseguimos humanizar con lógica y sentido común nuestros hábitos de comportamiento, habremos dado el primer paso para hacer sencilla cualquier tipo de unión con otras personas que nos permita defender o reclamar todo tipo de derechos o reivindicaciones.
Son nuestros dirigentes tanto públicos como privados, así como las grandes fortunas o la gente que ha manejado las finanzas  en el último siglo los que nos han dejado este mundo lleno de mentiras, hipocresías y donde reina la injusticia social, dejemos ya de ser sus complices y demostremos la madurez suficiente para imponer los derechos de todos, no solo los de unos pocos.
Ya sé que toda la historia de la humanidad ha sido igual, pero la diferencia es que en esta época moderna no era necesario actuar así, hemos generado recursos para todos, hemos avanzado en medicina y tecnológia, por primera vez teníamos posibilidades de crear un  bienestar social, de paliar el hambre en el mundo, de hacer un mundo más justo y solidario. Así lo hemos votado una vez tras otra en todos los países desarrollados y así nos habían prometido nuestros dirigentes que lo harían, incluso se ha conseguido en sitios y momentos determinados, sin embargo, al final, como siempre nos han engañado y con su avaricia desmedida en acumular poder y riquezas han destruido todas esas posibilidades y todos nuestros sueños.

Solo si conseguimos la unión necesaria para que los que tienen que decidir y gobernar lo hagan según nuestra voluntad y no según la de ellos  lograremos encauzar y corregir el camino de injusticia y destrucción social en el que nos han instalado.

Hagamos todo el esfuerzo necesario para cambiar nosotros individualmente, mejoremos como personas y unamos nuestras fuerzas, porque: PODEMOS y DEBEMOS CAMBIAR EL MUNDO.

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